Cada vez más personas que tienen problemas visuales como la miopía o el astigmatismo acuden a la cirugía láser para solucionarlos.

Este aumento se debe a que la comodidad, la eficacia, el rápido postoperatorio y el hecho de que se centre en la causa de dichos defectos refractivos son algunas de las razones por las que cada vez más pacientes decidan operarse.

Pero qué tiene de especial este tipo de intervención?

La cirugía láser utiliza unos procedimientos que soluciona los defectos refractivos evitando así el uso de lentillas o gafas, ya que este tipo de intervención se caracteriza por restaurar la anomalía de la zona afectada.

Otro de los puntos a tener en cuenta es que este tipo de operaciones son sencillas y cortas, no necesitan un postoperatorio demasiado largo. Los pacientes podrán retomar sus actividades rutinarias en un par de días y sin ningún tipo de efecto secundario ni riesgo considerable.

El resultado obtenido después de intervenir en la zona afectada es de mejor calidad que el que se obtiene con el uso de las gafas, ya que estas interfieren en el campo de visión reduciéndolo.

Desventajas y consideraciones a tener en cuenta sobre la cirugía láser

No todas las intervenciones para corregir miopía, astigmatismo o hipermetropía están exentas de complicaciones o riesgos, a continuación os mostramos algunas de ellas.

  • Los efectos más habituales en este tipo de intervenciones son los ojos secos, los halos de luz o los reflejos, especialmente en las horas de la noche. En algunos casos la visión no llega a estabilizarse del todo y es probable que reaparezcan ciertas dioptrías que se deben de tratar.
  • Muchos pacientes no llegan a adaptarse a esta nueva condición visual y tardan algunas semanas a poder asimilar las variaciones de su campo visual, sintiéndose un tanto molestos e incómodos.
  • En pacientes con una edad madura es muy probable que aparezcan los síntomas de la presbicia o vista cansada, enfermedad ligada al proceso de envejecimiento del organismo. En estos casos, los expertos suelen recetar unas gafas para poder corregir esta anomalía, en el caso de que el paciente tenga buenas condiciones físicas se puede llegar a valorar la posibilidad de implantar una lente intraocular para reemplazar el cristalino.