Aunque no se trata de una enfermedad ocular, la fotofobia o sensibilidad a la luz, es un síntoma de otros problemas o trastornos que pueden estar directamente relacionados con la salud ocular.
Esta intolerancia a la luz provoca que el que la padece tenga dificultades para abrir los ojos cuando hay luz, especialmente si esta es muy intensa, e incluso algunos pueden llegar a sentir dolor. Por este motivo lo recomendable es acudir al oftalmólogo para que realice un diagnóstico y proponga el tratamiento adecuado para la afección que haya.
Algunos de los síntomas por los que se puede deducir que tenemos fotofobia son:
- Molestia al abrir los ojos en un entorno luminoso
- Lagrimeo constante
- Irritabilidad
Además de asociarse a patologías oculares, la fotofobia puede ser un síntoma también de una patología neurológica como migrañas, de un traumatismo ocular, e incluso puede ser un síntoma ante el consumo de ciertos medicamentos como antibióticos, antihistamínicos, o también de drogas.
Las personas con ojos claros también pueden tener cierta predisposición a la intolerancia a la luz, ya que estos contienen menos pigmentos que los protegen de la luz.
El tratamiento de la fotofobia empieza por solucionar la patología asociada (una conjuntivitis, queratitis, traumatismo ocular, migrañas, etc), además de utilizar en la medida de lo posible unas gafas de sol que le protejan de los rayos UV.
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