Tu rutina parece inofensiva: te despiertas, miras el móvil, trabajas frente a una pantalla, comes viendo vídeos y terminas el día revisando mensajes antes de dormir. Todo normal… ¿o no tanto?
Lo cierto es que hay pequeños gestos del día a día que, sin darnos cuenta, pueden estar acelerando el desgaste visual o provocando molestias que luego atribuimos al cansancio, el estrés o la edad. En Óptica Óptima los vemos a diario: personas que creen que tienen la vista bien, pero en realidad han estado forzándola durante meses.
Hoy te contamos 5 hábitos muy comunes que pueden estar afectando a tu salud visual, y lo mejor: cómo puedes corregirlos fácilmente.
Tabla de contenidos
1. Usar pantallas durante horas… sin parpadear
Vale, todos usamos pantallas. No se trata de evitarlas, sino de cómo las usamos. Cuando fijamos la vista en el móvil o el ordenador durante mucho tiempo, parpadeamos mucho menos de lo habitual. Esto provoca ojos secos, irritados y con sensación de arenilla al final del día.
¿La solución? Algo tan simple como aplicar la regla del 20-20-20: cada 20 minutos, mirar a 20 pies (unos 6 metros) de distancia durante al menos 20 segundos. Y recordar parpadear más conscientemente.
2. Frotarte los ojos con frecuencia
Ese gesto tan común cuando estás cansado, con picor o después de una larga jornada… puede ser más perjudicial de lo que parece. Frotarse los ojos con fuerza puede dañar la córnea, favorecer infecciones o incluso empeorar ciertos problemas visuales, como el queratocono.
Si sientes molestia o picor, mejor opta por lágrimas artificiales o un descanso visual. Y si es algo persistente, conviene revisarlo.
3. Leer o usar el móvil en condiciones de poca luz
Sí, lo sabemos: la cama es tentadora, y el móvil es lo último que vemos antes de dormir. Pero usar pantallas en ambientes con poca iluminación obliga a tus ojos a trabajar el doble, forzando el enfoque y adaptándose constantemente al brillo cambiante.
El resultado: fatiga visual, visión borrosa temporal e incluso dolor de cabeza. Lo ideal es mantener una iluminación suave pero suficiente, que no genere tanto contraste con la pantalla.
4. No llevar gafas aunque te las hayan prescrito
Puede parecer un detalle, pero no usar gafas cuando deberías (aunque solo sea para trabajar o conducir) hace que tus ojos tengan que compensar ese esfuerzo extra constantemente. Esto genera tensión visual, cansancio ocular y, a la larga, puede empeorar el problema.
Además, si usas una graduación antigua o gafas de baja calidad, el esfuerzo es el mismo o incluso mayor. Tu visión cambia con el tiempo. Y tu corrección también debería hacerlo.
5. Exponerte al sol sin protección ocular
Así como cuidas tu piel del sol, también deberías proteger tus ojos. La exposición prolongada a los rayos UV puede tener consecuencias serias a largo plazo: envejecimiento prematuro del cristalino, degeneración macular, cataratas…
¿La clave? Gafas de sol con filtro UV certificado, no solo oscuras. Y sí, esto aplica también en invierno y en días nublados.
No hace falta dejar de usar pantallas, ni convertir tu casa en una cueva antirreflejos. Se trata simplemente de ser conscientes de ciertos hábitos y hacer pequeños ajustes que tus ojos agradecerán mucho más de lo que crees.
Recuerda que una buena visión no solo depende de una graduación correcta: también es cuestión de cuidados diarios. Y si hace tiempo que no revisas tu vista, tal vez este sea el empujón que necesitabas.
En Óptica Óptima estamos aquí para ayudarte a ver con claridad, tanto en lo grande como en los pequeños detalles del día a día.